miércoles, 4 de noviembre de 2009

L'espérance est la plus grande de nos folies

Llevo ya un ratote tratando de encontrar la forma de escribir una entrada de blog que me sea sincera, que no necesariamente me resulte lloradora ni que sea suuuuuuuuuuper trágica como todas las cuestiones de “sincerarse con uno mismo” suponen.

Aquí estoy regresando de cenar con mi familia francesa, de tener unos buenos ataques de risa. Ahora estoy sentada en la mitad de mi sillón (claro, mi sillón se parte en dos misteriosamente) escuchando Chérie FM (que, aclarando, es como la Nueva Amor vs. Mix 106.5), fumando – como siempre – y pensando en mi actual situación que, posiblemente, se pudiera describir como “mala amiga, falsa hermana” jaja. Pienso que debo de someter a votación (ahora que la moda es democratizar todo) entre mis múltiples personalidades la cuestión de quién debe de lavar los platos.

Estoy un poco hasta el gorro de la repetición de esquemas en mi vida. El otro día estaba en mi clase de Psychanalyse et Politique cuando me di cuenta que si hiciera un lista que englobara a la mayoría de mis relaciones anteriores se podría reducir a “alcohólicos, drogadictos y sociópatas”. Así que ya saben, si quieren estar conmigo seguramente pertenecen a una de esas tres categorías (excepto N que no estaba en ninguna de las tres), bajo advertencia no hay engaño (creo que eso me lo debería de decir a mi misma jaja).

En fin, el tema es que estoy verdaderamente harta de la gente que de plano cae en todos los esquemas de “nefasto” y que aún así hay que encontrar espacios de convivencia para que lo rancio y podrido no se haga tan evidente. Si. Seguramente tengo la culpa completita de que nadie le haga caso. Y seguramente me merezco plenamente la penalización de que aquella esperanza se haya quedado en eso (por más que intento encontrarle alguna explicación alterna siempre termina en lo mismo, y ahora que tengo prueba empírica, más). Y, claro, aquella esperanza era – por si se lo preguntaban – alcohólico, drogadicto y sociópata, comme toujours.

Je. Nada más me faltaba que fuera codependiente y la plaga de langostas para celebrar.
(Por si cabía la duda de que tan trágico es mi estado – jajajaja – Chérie FM decidió que era un GRAN momento para poner Love’s Divine de Seal – denme en la madre por lo que más quieran jajaja, no, en serio, se los suplico)

Pero bueno, por el momento no voy a despotricar contra la persona a la cual ahora debería de estar haciéndole vudú por haberme jugado una mala pasada y seguirme sonriendo con cara de “puedes contar conmigo”. Yo sigo en mi teoría de que la gente se pone aún más verde de envidia cuando a uno le va bien en la vida. Y, si, es ególatra y todo lo demás, pero a mi me está yendo de maravilla ahora, mis sueños se están haciendo – la mayoría – realidad y eso es estar en un cuento de hadas posmoderno. Evidentemente el Príncipe Azul en esta metáfora en el intercambio jajaja.


Estoy remendando, poco a poco, el huequito en mi corazón.