lunes, 7 de junio de 2010

Heriditas tipo cortada de papel

Las niñas “bien” no mientan madres, ni intercalan en sus discursos familiares 45 palabras altisonantes.
Las niñas “bien” no tienen más de 2 aretes, siempre en las orejas y siempre con una asimetría que no viene del mostrador de Sanborns.
Las niñas “bien” no beben cerveza directamente de la botella... vamos, no beben cerveza y menos en cantidades industriales.
Las niñas “bien” no entienden el sarcasmo.
Las niñas “bien” miran primero el apellido que los ojos y el código postal antes de la boca.
Las niñas “bien” jamás despertarán sin saber quién está al lado. Y, en caso de que si lo hagan, jamás lo admitirán.
Las niñas “bien” siguen encontrando en la tradición y en las buenas formas una liberación dentro de las rejas y los estereotipos.
Las niñas “bien” buscan trabajos que les permitan seguir siendo socialités y que no implica mayor cosa que ponerle espumita a un café nice.
Las niñas “bien” tienen tantas amigas como accesorios, con la misma finalidad.
Las niñas “bien” andan a la caza de un marido “que mejore la raza” (¿de dónde me suena la expresión?) y que sirva, de igual manera, como accesorio.
Las niñas “bien” no fuman cual chacuacos. Les da cosita que el chico que las bese piense que es como lamer un cenicero.
Las niñas “bien” podrían tener una biblioteca impresionante con puros lomos falsos y jamás darse cuenta.
Las niñas “bien” no estudian una carrera de hombres ni que implique entrar en crisis con uno mismo.
Las niñas “bien” preguntan si en Londres hay playa.
Las niñas “bien” no siguen soñando con su ex de hace cuatro años y despiertan pensando en porqué carajos lo extrañan.
Las niñas “bien” no guardan recuerdos dolorosos y, en cierta forma, los atesoran como aprendizajes a fuerza de madrazos.
Las niñas “bien” no aceptan extrañar a alguien con quien las cosas no funcionaron.
Las niñas “bien” sonríen sin saber ni preguntarse si son felices.
Las niñas “bien” no le echan vinagre a las heriditas tipo cortada de papel ni cuestionan por que, de repente, uno no quiere que se desaparezca la cicatriz.
Y bueno... ya ni digamos de la falta de iniciativa para chingar al ajeno con una previa justificación o para ser ellas mismas.

¿Ser o no ser? Esa es la pregunta del millón.

Y... si, este post es taaaaaaaan políticamente incorrecto y taaaaaan lleno de prejuicios que, a estas alturas del partido, ya me vale madres.

1 comentario:

Una poeta que llorò hasta romperse... dijo...

soy una pinche e insoportable mezcla de una niña bien y otras madres...