sábado, 2 de mayo de 2009

Inaccesible pureza primitiva...

"La desgracia de los locos, la interminable desgracia de su silencio, es que sus mejores portavoces son aquellos que los traicionan mejor; es que, cuando se quiere decir el silencio mismo, se ha pasado uno ya al enemigo y del lado del orden, incluso si, en el orden, se bate uno contra el orden y si se lo pone en cuestión en su origen. No hay caballo de Troya del que no dé razón a la Razón. La magnitud insuperable, irreemplazable imperial del orden de la razón, lo que hace que ésta no sea un orden o una estructura de hecho, una estructura histórica determinada, una estructura entre otras posibles, es que, contra ella, sólo se puede apelar a ella, que sólo se puede protestar contra ella en ella, que sólo nos deja, en su propio terreno, el recurso a la estratagema y a la estrategia."*

Locura, Locura, Locura, todos nos creemos dichosos de hacernos llamar locos, de asimilar un adjetivo que califica la nada, aquélla que existe sólo en nuestra imaginación. Locos en un mundo racional, en un mundo inexistente de locura, actuando racionalmente, pensando poquito en poquito, desglosando ideas, tomando caminos, decidiendo. Aparece la decisión, división entre la locura y la razón, orden, estructura, institución. Ser "el loco" y cumplir una función.

Ella, inalcanzable, se acaba con el primer golpe en la mano, la primera quemadura, el primer "saluda a la abuela", se acaba y se intercambia por la costumbre; se le condena desde antes de su crecimiento, se condena a aquella que no ha crecido en el ser, se juzga su nacimiento como a la maleza, se le condena por la promesa de crecer y crecer por todo el ser; se mata ese pequeño botón cuando está a punto de florecer. Incluso se le permite dar un vistazo a su encanto, de estar rodeada de observadores, y a la menor provocación de florecer se le extermina con un montón de utensilios. Se usa la pala del orden, la escoba de la razón y el recogedor del saber. Se borra todo indicio de su existencia para llenarla con tierra, con creencias, con excusas. No queda indicio de su apenas corta existencia, se le corta la capacidad de explicarse por sí misma, ahora sólo queda que la explique la razón.

Cuando llegas a la edad donde sabes que te han privado de esa capacidad primitiva, la buscas por todos lados, en cada pintura que observas, en las palabras de los demás, en los libros. Oh! Benditos libros!! Nos dirigimos a ellos buscando la locura y encontramos que son la Razón misma, intentamos encontrar en ellos la salvación a ese frío de locura, desarropados desde pequeños, y encontramos en los libros la fuente misma de la razón, ideas que dominan el pensamiento. Los libros, legado directo de la razón intentan buscar desesperadamente aquello que nos robaron a los hombres. Lo que dejamos atrás, lo que cambiamos por el arte (el arte!! queriendo ser expresión misma de la locura se convierte en un conjunto de preceptos para hacer bien algo!!), lo que cambiamos por la técnica, lo que cambiamos por el trabajo. Creamos para encontrar lo que ya no está en nosotros.

Intentamos, con la razón, crear cualquier cosa que llene esa soledad, ese otro yo; y llegamos a la filosofía, a las bellas artes, a la literatura, todas estas, expresión de una búsqueda que no ha concluido. Tal vez de ahí su belleza; nos dedicamos a buscar aquello que perdimos desde hace tiempo. Usamos lo que nos queda para acercarnos lo más posible a ella. Nos quedamos entre libros, atrapados entre historias, nos quedamos con ellos porque se plasma la vida de los locos inexistentes. Deseamos mil veces ser el Quijote.

Los poetas hablan de ella como si hubieran ido a tomarse un café con ella. Y sus nobles letras, solas y bellas, nos causan envidia, admiración y remordimiento en nuestra búsqueda inacabable.

Y mientras tanto, los recluidos en manicomios, existen para recordarnos que no estamos locos y así debemos de mantenernos. A ellos, que guardan su esencia primitiva, les hemos conferido una función en un mundo que no les tocó vivir.


*Derrida en La escritura y la diferencia (sí hombre, me excedí en la cita, pero a poco no está bonita?)

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